Rodaballo

El rodaballo tiene el cuerpo plano, en forma de rombo, asimétrico y casi circular. Está cubierto por bultos duros, pero sin escamas. Su boca es grande. Se mimetiza con el entorno, es decir, cambia de color adaptándose al lugar donde se encuentre. Generalmente es de color castaño grisáceo, con numerosas manchas y con la parte ciega blancuzca. Se reproduce entre los meses de abril y agosto y puede llegar a medir hasta un metro.

Habita fondos marinos arenosos, sin apenas moverse, desde la costa hasta los 100 metros. Las capturas se realizan al trasmallo o al palangre de fondo. Más abundante durante los meses de primavera.

El rodaballo es un gran protagonista en la cocina de nuestra tierra: al horno, en caldeirada, a la plancha o simplemente frito; su carne y la textura de su piel pusieron esta especie en la línea de los más valorados. Se pueden obtener unos filetes grandes y carnosos, aptos para cualquier solución.